Mientras reflexionamos el año

Reflexiones de café al inicio de otoño

25 de septiembre 2024

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Al quedarme pocos días de este 2024, mientras cierro varios capítulos de los cuales muchos no han sido los mejores, me he encontrado con una reflexión que debí haber compartido con ustedes de hace varios meses o, tal vez, precisamente ahora es perfecto porque me siento más mí de lo que estaba en ese momento. En todo caso, este mes, me dedicaré a cerrar el año de la mejor forma posible. Espero que las varias influencers en YouTube e Instagram tengan razón y así logre comenzar un 2025 con buenas y limpias energías. Eso sí, sin esperar que 2025 obtenga "mi mejor versión de mí" -Algo de lo que hablaré más adelante-

Llevo mes y dos días en Madrid. La ciudad se me hace bastante grande a veces, ahora debo re-acostumbrarme que para todo tengo que salir una hora antes y no se me está haciendo fácil. El tener que coger 2 tipos de transporte público se está volviendo a sentir insoportable. Aún así, regresar a Madrid en una de mis estaciones del año favoritas, es algo perfecto.

La brisa fresca pero no fría da los primeros impulsos de otoño, nos hace ir a por un té chai con sentido. Para aquellos que hemos estudiado en un ciclo académico de septiembre a junio, estos días se sienten como un re-inicio del año. En mi caso, viene acompañado con una inspiración que me lleva a crear. Me centro en mis metas y todos los planes creativos tienen ganas de terminarse. Todo ello, gracias a estas tardes melancólicas otoñales.

Melancólicas por ver cómo el sol se acuesta cada vez más temprano. Melancólicas porque la única solución a las primeras lluvias frías es sentarse con una bebida caliente en una mano y un buen libro en la otra. Melancólicas porque nos sentamos en un ambiente acogedor a ver la lluvia caer. Melancólicas porque esas duras conversaciones que nos exigen concentración, dejadas en su momento de lado, ahora no pueden ser ignoradas. Se nos presentan claras y desesperadas de resolución.

La rutina y la normalidad laboral se asientan en nuestras vidas. Todo ello, nos lleva a cuestionarnos si vale la pena tanta ansiedad de que llegue el verano cuando dura tan poco y se hace tan corto. A pesar de ser fan número uno del calor extremo, en estos tres últimos años, la vuelta a la rutina y los vientos fríos del continente europeo han significado una mejoría de mi salud mental y paz emocional.

Llevo 3 años que el inicio del verano se presenta como el final de temporada de Gossip Girl o alguna película de Harry Potter, donde parecía que hasta Voldermort o el mismo internet, se tomaba vacaciones. Al parecer, mis finales de temporadas van de la mano de un corazón roto. Volviendo así al calor una manera de sudar por todos los poros de mi piel, la tristeza acumulada. El verano es la época en donde hago una pequeña retira de la realidad y cuido de mis heridas, de mi corazón roto y de los huecos en mi autoestima -los cuales parecen eternos- Todo ello me lleva a que comience septiembre con un nuevo sentido de ser y de mi impacto en el mundo.

En septiembre, lucho con todas mis fuerzas que los fake scenarios que genero en mi cabeza sean sólo de conseguir terminar aquellos proyectos artísticos que requieren de mí un estado ni-ni y soltera. Porque ser artista, esperemos que en un futuro -emergente-, es un trabajo de tiempo completo. Incompatible incluso con esa época de -comenzar a conocer- a alguien.

Por eso, cuando el clima comienza a refrescar, la ciudad se vuelve a llenar y el sol nos empieza a avisar de que es hora de volver a casa, mi mente siente que esa suave y nueva brisa levanta un velo que tenía mucho peso en mis hombros. La masificación de personas con prisa, elimina la separación de los trozos de mí, que como rompecabezas, se fueron perdiendo por ahí. Y la noche, ya no acompaña mis últimas lágrimas, sino que llego a un hogar en el que puedo estar tranquila.

Con esta renovada personalidad, me encuentro con las muchas historias de un verano exitoso de mis amigos y conocidos. De sus muchos viajes, muchos conciertos, mucha fiesta y mucha gente nueva en su vida. De lo bronceados que están, de lo pesado y bonito que son las playas en esta época y de las pocas ganas que tienen de volver a sus trabajos. Historias que podrían ser envidiables, pero ellos no saben cómo se siente reactivarte a ti misma cuando todo el mundo entra en una época de bajos ánimos. En el momento en el que todos se sientan a esperar al próximo verano, yo vuelvo a poner mi vida en marcha. Algo que muchas veces nos toca hacer a los que somos artistas sensibles y hopeless romantic.

Si tú sientes que usaste este verano en re-encontrarte y ahora te presentas al mundo con una nueva versión de ti, alégrate. Tienes muchos meses para disfrutar de esta nueva persona que llamas -yo-. Así que, buena suerte en este inicio de nueva temporada. Recuerda que, si todo va mal, hasta Voldemort se toma unos días de descanso para volver con más fuerza el siguiente año.