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Joker, el último no ríe mejor

  • Foto del escritor: Lctcmps
    Lctcmps
  • 17 oct 2024
  • 4 Min. de lectura

Joker: folie à deux

10 de octubre 2024

En las salas de cines/muy próximo en plataformas streaming


Es verdad que el Joker: Folie à Deux está bajo la mira de todos y no precisamente donde debería, en la gran pantalla. Normal, si la comparamos con su predecesora que en 2019 nos sacó a todos de nuestros cómodos sofás y nos fuimos a sorprender con una película de uno de los supervillanos más defendidos de la historia. La cual rompía con la tendencia de grandes equipos, con una base de músculos y caras bonitas -que actuaban más como comediantes que héroes- presentados a lo largo de unas 2 horas de película, en un mundo pre-pandemia. La gran pregunta ahora es ¿Qué ha pasado con esta segunda parte?


¿Mi respuesta? El timing. El cual es, tanto para una relación como para todo en esta vida, la base de todo. En su momento el Joker rompió con una herencia fuertemente establecida por DC y Marvel en las grandes pantallas. En 2019 llegaba a las salas como una gran producción que se aferraba a los orígenes del cómic, algo que ya habíamos visto hacer a Marvel con muchos de sus personajes. Pero, en vez de generar una cinta con intención de agradar a las audiencias, Philipps y su equipo nos regalaron una película introspectiva, que reflexionaba sobre el propio instinto del ser humano. Dándonos la visión en primera persona del outsider por excelencia que retoma cierta agencia en el mundo. 


¿Qué ha pasado? Para mí, como persona que ha ido a disfrutar de ambas entregas a las salas de cine, la respuesta es tan obvia como simple. A las personas cada vez les cuesta más salir de sus cómodos sofás, donde tienen todas las plataformas streaming bajo el pensamiento de “si no la tienes hoy, la tendrás mañana”, para ver películas blockbusters Rated R que no tengan cierto humor barato y fácil de seguir. Como lo demuestra el hito de verano: Deadpool y Wolverine. 


La verdad es que esta segunda entrega de Joker ofrece al espectador poco entusiasmo y misterio cuando las películas de superhéroes van de caída y el thriller psicológico ha tomado otras dimensiones estéticas y productivas. A esto, se le suma el disgusto de las personas por las salas, algo que ya todos hemos comentado desde que la pandemia de 2020 cambiara la manera de ver cine. Las pérdidas de Warner, me parecen a mí, otro síntoma de ese cambio cultural frente a la producción audiovisual que consumimos.


En todo caso, el desánimo de las masas y de ciertos expertos por la cinta me parece a mí una lástima. Si tomáramos la producción como una película singular, sin comparativa con su primera entrega, realmente podríamos rescatar mucho más de lo que aparenta. Sinceramente, el toque musical le da un aire original y dinámico a un rodaje que tiende a justificar tomas lentas y planas para rellenar esas 2 horas obligatorias -no vaya a ser que una película de este calibre tenga una duración inferior-. Aunque, entiendo la posición que se tomó en la promoción, en la que se intentó reducir este aspecto para atraer al espectador base y genérico fan de estas cintas.

También, si le echamos tanta tierra por encima, nos olvidamos mencionar la actuación de Gaga, que por primera vez se podría decir que ha hecho una buena ejecución de personaje. Yo soy de las que piensa que en “A nacido una estrella” Gaga se tendría que haber quedado sólo como cantante y que salió agradablemente sorprendida cuando en “La Casa Gucci” no lo hizo tan mal. Ciertamente, su calidad como actriz ha crecido bastante dando vida a Harley Quinn, una chica con severos trastornos psicológicos. ¿Puede que esta mejoría se deba a que ya estamos acostumbrados al papel estrambótico que la caracteriza en su carrera musical? Muy seguramente, sí. Aun así, eso no quita el gran trabajo realizado por la artista en esta producción. 


Sobre todo, la lástima radica en que todas estas críticas nacen de una idea preconcebida de que sí o sí sería una gran obra maestra. Un planteamiento un poco irracional tomando en cuenta al director del que hablamos, famoso por sus tantas películas resacosas. Ahora bien, esas críticas sólo logran debilitar las ya faltantes ganas de ir al cine. Por lo tanto, pierde la potencia de su reflexión filosófica. Darnos un personaje que refleje aquellos fallos del sistema moderno de “bienestar” en que vivimos no es cosa nueva, pero yo soy de las que espera que llegue el momento en que ya no hagan falta. Demostrando que los trastornos mentales tienen mucho más que ver con el contexto social en que nos desarrollamos a niveles micro interpersonales, que la limitación principal de este sistema es la incapacidad empática albergada en la deshumanización del mismo ser humano y que los problemas sociales no se eliminan exterminando la punta del iceberg. Al final, si te permites hacer un trabajo de introspección sobre tu agencia real en el mundo, Joker: Folie à Deux presenta todavía ciertos argumentos creativos y psicológicos que valen la pena defender en las grandes pantallas.



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